Si no eres

La obra de Miguel Serrano Larraz supone una indagación, lúdica y obsesiva al mismo tiempo, sobre un puñado de temas: la identidad, la amistad, la infancia, la violencia y, ante todo, las posibilidades de la literatura (y del arte en general) como medio de comprender las perplejidades del mundo contemporáneo. Si no eres, lo menos que podrías hacer es decirlo reúne algunos de sus textos más relevantes, seleccionados por el propio autor.

La nueva mujer

Mujeres que reclaman su derecho a trabajar en un mundo de hombres, valientes guerreras indias, forajidas del Oeste americano, inmigrantes sin pelos en la lengua, heroínas atrapadas en tenebrosos bosques... Estas son algunas de las protagonistas de 'La nueva mujer: relatos de escritoras estadounidenses del siglo XIX'. Las autoras elegidas por Gloria Fortún para esta antología —mujeres de vanguardia que desafiaron con la pluma y el papel las convenciones sociales— son el símbolo de los anhelos y luchas de una época que asistió al surgimiento del empoderamiento femenino.

Pedro Páramo

Desconcertante, lista a inquietar a la crítica, está ya en los escaparates la primera novela de Juan Rulfo, Pedro Páramo, que transcurre en una serie de transposiciones oníricas, ahondando más allá de la muerte de sus personajes, que uno no sabe en qué momento son sueño, vida, fábula, verdad, pero a los que se les oye la voz al través de la perspicacia despiadada y certera de tan sin duda extraordinario escritor". Con estas palabras iniciaba Edmundo Valdés la primera reseña de Pedro Páramo, aparecida el 30 de marzo de 1955 y conservada por Juan Rulfo entre sus papeles.

Tarimiat

Tarimiat es la primera esposa cuyo nombre es Tarimtar en el mundo shuar. Hace referencia también al primer poblador en un territorio. En este libro, Tarimiat es el todo, es invocación, es fuerza, sanación y recuperación mediante el poder de la palabra. Quiero transmitir las enseñanzas que adquirí de mi mamá, de mi papá, de hermanas y hermanos, así como también las luchas, la resistencia de los shuar. Nosotros, los shuar, hombres y mujeres, para alcanzar nuestros sueños, cantamos. También cantamos para aplacar la ira de las deidades, para convocar a los espíritus, para dominar el espíritu.

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